Fernando Luis Egaña
ND
El anti-imperialismo bolivarista
27 Noviembre, 2010
Sería injusto regatearle al señor Chávez el puesto número uno entre
los gobernantes del mundo con la retórica más radicalmente anti-
imperialista. Ni el iraní Ahmadinejad ni el nor-coreano Kim Jong Il,
ni mucho menos los hermanos Castro Ruz, se le acercan en materia de
discursos incendiarios en contra de Washington y sus voceros
oficiales, antiguos y presentes.
opinan los foristas
El reciente sainete escenificado en el Salón Elíptico del Capitolio
Federal es una muestra adicional de la estrategia propagandística del
régimen bolivarista, que coloca al “Imperio” como el alfa y omega de
los males patrios, en el entendido, claro está, que la sumatoria de
todos los críticos nacionales de la pretendida revolución, también
forma parte de la vituperada garra imperial, solo que en versión
doméstica y apátrida.
Pero tan obsesivo anti-imperialismo tiene una faceta de lo más
particular. Y es que en el 2010 el intercambio comercial con los
Estados Unidos llegará a los 50 mil millones de dólares. Cerca de 30
mil millones en exportaciones petroleras al mercado gringo, y
alrededor de 20 mil millones en importaciones de productos originados
en yanquilandia.
El valor de esas exportaciones petroleras supone un aumento
considerable con respecto al 2009, sobre todo por la mejoría de los
precios petroleros, y no es mayor porque la deteriorada capacidad
productiva de Pdvsa y sus empresas mixtas no lo permite. Sin ir muy
lejos, en el 2008, cuando Chávez acusaba a Bush de encarnar al diablo,
la relación comercial Venezuela-EEUU alcanzó el máximo histórico de 70
mil millones de dólares.
De allí que los colegas latinoamericanos del señor Chávez empiezan a
mirarse socarronamente, cada vez que éste abre las discursivas
baterías anti-imperiales en cualquiera de las numerosas cumbres que
los reúnen. Fue el peruano Alan García quien en una de esas no
resistió la tentación de observar que con semejante chorro de petro-
dólares, él también sería igual de anti-imperialista…
En este tema como en tantos otros, la distancia entre las palabras y
los hechos es oceánica. Así por ejemplo, al diputado Roy Daza se le
olvidó mencionar en el ortodoxo manifiesto que leyera en el referido
sainete, que ese agresivo y amenazante Imperio es, al mismo tiempo, el
principal socio económico de la desafiante y amenazada Revolución.
Acaso mísis Gollinger alegaría que las artes dialécticas no están
reñidas con la redención planetaria…
Sin embargo, poco le importa al oficialismo la aplastante evidencia de
su hipocresía, porque la identificación del enemigo imperial viene
como anillo al dedo en la aplicación del principio goebbeliano de la
victimización. Así, toda expresión de descontento político, económico
y social de los venezolanos, no sería más que el producto elaborado
por la maquinaria desestabilizadora de la Casa Blanca.
El anti-imperialismo bolivarista se las trae. No hay duda. Y mientras
más dólares del Tío Sam entran en las arcas revolucionarias, más
ruidosa es la querella contra el norte y más intensa la confrontación
con la Venezuela democrática.
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